El Banco Central Europeo publica periódicamente documentos de trabajo, los Working Paper Series (WPS) en los que divulga investigaciones económicas para las diversas tareas y funciones del BCE, los cuales también proporcionan ciertas bases para la formulación de políticas, estimular la discusión y contribuir al avance de conocimientos económicos. (https://www.ecb.europa.eu/pub/research/working-papers)
En este sentido me voy a referir en concreto al titulado The use of cash by households in the euro área (Henk Esselink, Lola Hernández) en el que estudian y analizan el uso de efectivo e instrumentos de pago sin efectivo por los consumidores de la zona del euro en 2016. Es un documento de trabajo que recomiendo leer (ACCESO INFORME) todas las personas interesadas en el futuro del efectivo, y cuyas observaciones finales podríamos resumirlas en que “el efectivo fue el medio de pago dominante en diferentes puntos de venta en 2016. En términos de cantidad, el 79% de todas las transacciones se realizaron con efectivo; esto equivale al 54% del valor total de todos los pagos”.
A pesar de los numerosos artículos que afirman que una sociedad sin efectivo es inminente, parece que el uso de efectivo en los puntos de venta sigue siendo sólido en la mayoría de los países de la zona del euro.
Siendo este el resultado del citado WPS me resulta extraño que en el proyecto “Anticipating, Preparing and Managing Change in Private Security Employement”, lanzado en Febrero de 2017, en el que han estado trabajando CoESS, UNI Europa junto con Ecorys y cuyas conclusiones serán presentadas en los primeros días del próximo mes de Octubre, no figura en el mismo ningún apartado para el debate o análisis sobre el futuro del uso del efectivo como medio de pago y su impacto en el sector (oferta y demanda de servicios).
En mi opinión, no parece acertado excluir el efectivo de cualquier debate sobre los desafíos que tiene la industria de la seguridad privada en Europa, pues como ya hemos comentado en otras ocasiones, es un tema que afecta a las empresas miembros de esta asociación así como a las demandas de protección de la sociedad (empresas y ciudadanos) y a las normativas que se deben cumplir para la prestación de estos servicios, algunas de las cuales podrían ser modificadas en el futuro próximo, en algún país de la UE.
Por todo ello parece que el efectivo es muchas veces el olvidado y sin embargo sigue presente, y muy presente.
Antonio Villaseca
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