Hace poco titulaba un artículo “Di: PA-TA-TA” y es que, ya que nuestra imagen va a estar desperdigada por todas partes, al menos que salgamos guapos, ¿no?  y una vez más me encuentro con un recorte de prensa que echa más leña al fuego en todo este asunto de la (des)protección de datos.

Viena estrenará semáforos ‘inteligentes’ que detectarán las intenciones de los peatones

Precisamente este titular llamó mi atención, no sólo por mi reiterada preocupación con todo lo relacionado a no tener el control sobre mis datos personales, sino además porque es un tema que me toca de cerca. Todos los días tengo que sufrir la angustia que supone esperar y esperar a que un semáforo se ponga en verde, como peatón y conductor. Alguien decidió poner al lado de nuestras oficinas un semáforo que literalmente “pasa de nosotros” y por mucho que aprietes el botón para querer cruzar él, a su mejor criterio, decide cuando dejarnos. Es raro la persona del edificio que no tenga que pasar por ahí en algún momento y hemos llegado a contar hasta 7 minutos de espera, pero ¿de verdad esto justifica la instalación de una cámara que reconozca nuestras intenciones de querer cruzar? ¿no sería más sencillo conseguir que esos botones realmente funcionen? Desde mi ignorancia tecnológica yo lo veo muy fácil: Pulso botón = Quiero cruzar = Semáforo en verde. No veo nada que justifique que me tengan que grabar para poder seguir mi camino. No entiendo por qué con los pulsadores el semáforo debe buscar el momento oportuno para ponerse en verde, pero con una cámara la cosa es inmediata. Igual me estoy volviendo paranoica, pero todo esto tiene que tener algún fin que se escapa a nuestro conocimiento. No puede ser que todo se justifique a consta que nuestra imagen esté por todos los lados…

Sería curioso que precisamente en este semáforo se instalaran dichas cámaras. Resulta que nosotros, como empresa de seguridad, debemos andarnos con mil ojos para que nuestras cámaras exteriores no apunten más allá del perímetro legal permitido, pero que dos pasos más allá de nuestra puerta pueda haber instalada una cámara a la que vas a tener que saludar si es que quieres cruzar. Y si no quieres también, ya que, como aseguran algunos medios, estos semáforos cubrirán un campo de ocho por cinco metros, y eso es mucho espacio público.

Todo esto forma parte del cambio de paradigma del que ya habló Gonzalo Suárez, colaborador de Potluckforum, en su primera píldora informativa. Si las cámaras de vigilancia fueron pensadas para “controlar y prevenir”, ahora parece que “identificar” también deberíamos enumerarla entre sus funciones ¿o es que alguien nos puede confirmar que esto no es así? ¿existe una despersonalización en dichas cámaras? Es decir, ¿realmente están preparadas para identificar simplemente un determinado gesto y no a la persona que está detrás de él, pudiendo así preservar su identidad?

Cada vez son más los ámbitos en los que se utilizan estas cámaras que “predicen” el comportamiento de las personas. En nuestro blog ya hemos publicado varias noticias relacionadas con este tipo de cámaras en el sector Retail, no obstante, aquí va una más. Y me planteo lo mismo que con el tema del semáforo, ¿de verdad se trata sólo de una predicción de gestos sin tener en cuenta la identidad de la persona? Es muy posible que esto no sea así y se aproveche la cámara para una doble intención comercial y de seguridad, pero ¿realmente está justificado? ¿Tantos delitos se comenten como para que tengamos que ceder nuestra imagen prácticamente allá donde vayamos? Otra vez me vuelvo a plantear si estamos preparados para todo esto y si alguien será capaz de contestar las infinitas preguntas que nos pueden venir a la cabeza relacionadas con este asunto.

El otro día iba en el coche con mi hija mayor oyendo una canción, que está de moda entre los de su generación, formada por frases de películas de Disney y llamó mi atención una de “Los Increíbles” que dice: “Tu identidad es tu posesión más valiosa, protégela”, y es cierto que  todos los días estamos recibiendo mensajes sobre cómo podemos resguardar nuestros datos y sobre todo los de nuestros menores pero a la vez es raro el día que no se hable de alguna filtración por algún lado. No hace mucho, en Rusia se entretenían viendo lo que pasaba a través de cámaras de seguridad instaladas en negocios, carreteras y domicilios particulares españoles que habían sido pirateadas. Un Gran Hermano a lo grande. Una noticia así debería estar cuanto menos al mismo nivel de relevancia que la boda de un futbolista o el sufrimiento de una tonadillera en alguna isla perdida, y sin embargo pasó como una pequeña brisa por nuestros medios de comunicación. Está bien no crear alarmas sociales por todo, pero igual en algún momento si sería bueno hacerlo para concienciar. Recuerdo que cuando filtraron los datos de Facebook de miles de estadounidenses estuvimos meses con la noticia y alguna que otra cabeza fue cortada. No seré yo quien valore si los que cayeron fueron los que deberían hacerlo o no, pero el asunto tuvo sus consecuencias. ¿Acaso nuestros datos son menos importantes que los suyos?

Pero no hace falta irse a cámaras de seguridad o redes sociales con dudosos sistemas de seguridad para hablar de atentados contra nuestra intimidad. No perdáis detalle a esta noticia sobre un “inofensivo” robot de cocina. Simples objetos cotidianos que conectamos alegremente a Internet aceptando términos y condiciones que ni nos hemos leído nos pueden dar más de un quebradero de cabeza.

Y cuando aún no hemos sido capaces de conseguir que la disrupción tecnológica y la protección de la privacidad vayan de la mano, una gran empresa de comunicación ya ha lanzado su tecnología 5G. Esta tecnología nos permitirá navegar por Internet a una velocidad de 400 megabits por segundo, lo que quiere decir también que nuestra privacidad, ante un problema de filtración de datos, se verá comprometida a la misma velocidad como no se empiecen a poner potentes medidas de seguridad. Quizá la forma de pagar el hecho de pertenecer a un mundo cada vez más digitalizado y dinámico sea con nuestros datos, pero nadie se haya atrevido a decirlo tan categóricamente. A veces entiendo a los habitantes de Sentinel del Norte. Quizá deberíamos haber defendido nuestro entorno con tanto ímpetu como lo hacen ellos, pero una vez que has probado las mieles de la digitalización, ¡se hace tan difícil salir de ella! Aun sabiendo el alto precio que debemos pagar por estar ahí.

No quiero ser yo la que dé ideas, pero no sería extraño que futuras generaciones, en el momento de su alumbramiento, tengan que aceptar (sin leerse, por supuesto) los términos y condiciones de su llegada a una sociedad cada vez más y más vigilada y con serias carencias de seguridad cibernética. Veremos qué es lo próximo. Continuará…

Elena Rojo

2 Comentarios

  1. Hola Koldo! Completamente de acuerdo con tu comentario y sobre todo con el último párrafo. Este artículo no es una crítica a la tecnología ni mucho menos. La tecnología facilita enormemente nuestras vidas y parece que el mundo se acaba si a whastapp le da por fallar. Mi duda está en si realmente son necesarios tantos datos privados para solucionarnos nuestro día a día y sobre todo mi preocupación es la falta de transparencia que existe en la gestión posterior de todos esos datos que cedemos y en todos aquellos que sin haberlos cedido explícitamente (como el caso del semáforo) están en manos de terceros totalmente desconocidos y misteriosos. Como ya he dicho alguna vez, creo que los avances tecnológicos y la protección de datos deberían ir de la mano sin separarse un momento y los gobiernos deben de poner mucho interés en ello ya que como se ha llegado a decir: los datos son el petróleo del futuro.

  2. Hola Elena.
    Yo soy un enamorado de la tecnología y todos estos inventos me parecen maravillosos, por ejemplo un botón sabe que quieres pasar pero no sabe que vas con un grupo de niños o si eres un anciano que necesitas más tiempo para pasar, por orto lado la cámara puede actuar antes de que llegues al punto prediciendo la necesidad de cambio verde. Un gran cambio que veo en EEUU es que los nuevos semáforos están grabando el tráfico y así son más eficientes dando paso donde más congestión hay.
    Te podría enumerar cientos de aplicaciones positivas que nos ayudan nuestro día a día usando la combinación cámaras + inteligencia artificial y es por esto que no debemos de criticar la tecnología, sino el mal uso de ella.
    Cuando se inventó el coche se creyó que era negativo por las velocidades que alcanzaba (el corazón explotará dieron algunos), pero no por que existan camikazes hay que prohibir su uso.
    Se supone que tenemos gobiernos que están para protegernos y no para mirar a otro lado cuando FB se dedica a vender nuestra intimidad y Google la usa para vender más, ese es el problema, no la tecnología.