De la noticia que podréis encontrar más adelante, me gustaría destacar dos aspectos: por una parte aplaudir este tipo de iniciativas tomadas por algunos gobiernos autonómicos, diputaciones provinciales y ayuntamientos que han puesto en marcha diversos proyectos, a veces de la mano de entidades financieras y otras en solitario, que permitan combatir la exclusión financiera y acceso al efectivo a más de millón y medio de personas mediante la instalación de cajeros de marca blanca. Por otro lado, destacar el crecimiento del uso del efectivo en un 1,9% en 2019, según datos de Aproser, pese al auge del uso de tarjetas y otros medios de pago. En concreto, las empresas asociadas en Aproser mueven cada trimestre 38.400 millones de euros, algo menos del 4% del PIB español, a razón de 3.000 millones de euros a la semana, según datos facilitados por la misma fuente. En el artículo se defiende firmemente el uso del dinero en efectivo frente a los medios de pago digitales haciendo especial énfasis en el ámbito de la privacidad, pues este método no requiere la divulgación de información personal entre las partes de la transacción, y además destaca su seguridad frente a hackers y facilita controlar el gasto.