La industria de la seguridad privada en España está viviendo, asistiendo y quizás sufriendo, a una serie de acontecimientos y noticias que han pasado, en mi opinión, sin pena ni gloria por delante del colectivo de profesionales que componen este sector. Quizás como ocurre con las noticias diarias que nos proporcionan los periódicos y las televisiones, que son fagocitadas y sustituidas rápidamente por las nuevas que llevan la vitola de la “rabiosa actualidad”. Sin embargo si juntamos algunas de ellas, haciendo un sencillo recopilatorio, aunque no apliquemos orden alguno, obtenemos este sumario:

  • Ciberataque a importante empresa de seguridad impide su normal funcionamiento durante varios días
  • El futuro hipervigilado hacia el que nos dirigimos pone en peligro la privacidad y puede prestarse al abuso
  • Estrategias comerciales básicamente apalancadas en el precio y las ventajas oportunistas de algunos usuarios
  • Catalogar y ponderar a los ciudadanos según datos aportados por nuestros usos y costumbres
  • Apple, Amazon y Google acuerdan crear un estándar único de conectividad para la Smart Home
  • Multinacional tecnológica adquiere el negocio de alarmas a una tradicional empresa de seguridad
  • El sector de la vigilancia física continua perdiendo peso en el volumen total del negocio de la industria de la seguridad privada
  • Desaparición de decenas de miles de pequeños comercios, debido a las cadenas de retail, grandes superficies y el comercio on line
  • Cierre masivo de sucursales de entidades financieras.
  • Suspensión de pagos y/o cierre de empresas de seguridad

A esto nos referíamos cuando hace unos años tomamos la iniciativa en el Foro de Seguridad y Negocio de estudiar, analizar y debatir sobre las potenciales consecuencias disruptivas que las nuevas tecnologías y la transformación digital podrían generar la industria de la seguridad privada. Sabemos que el día a día requiere la atención de los empresarios y profesionales del sector, igualmente de los que redactan y administran la ley, el reglamento y las normativas del sector como si estas noticias y acontecimientos fueran meras anécdotas que no fueran a tener impacto en el sector. Esto me recuerda algo que pasó hace unos años cuando la industria de la fotografía tradicional desapareció como consecuencia de la llegada de las nuevas tecnologías y erróneas estrategias. Quién iba a pensar entonces que la multinacional Kodak sería borrada del mapa de la industria mundial. Lo dicho ¿estamos viviendo un deja vu”? 

Antonio Villaseca