Ni mejores ni peores, simplemente distintos y movidos, son los tiempos que corren para la denominada generación “Viejunial” de la que formo parte.

En lo global, la alarma generada por el Corona Virus. Pandemia de la que, según parece, y a pesar del control de las noticias para no alarmar a la población, somos objetivo preferente.

En lo continental, la constatación y realidad del tan cacareado Brexit, de cuyas futuras consecuencias tal vez no seamos los principales afectados, aunque indudablemente algo nos alcanzara.

Y ya en lo mas cercano o nacional, el nuevo experimento de coalición gubernamental, de la que hay que esperar que vaya bien, por el beneficio general de todos y no de unos pocos, pero que, sinceramente tengo mis dudas por la disparidad de intereses de quienes forman y apoyan la misma.

Lo que antecede no viene al caso, o si, como diría el otro, de aquello que hoy quiero comentar y sobre lo que reflexionar un rato.

A los mayores de 65 años, en  el argot administrativo se nos denomina: “Clases pasivas”. Y esta denominación, que parce querer decir que solo hay vida y proyectos cuando estas en edad laboral abducido por el sistema;  a partir de esa edad eres ya una rémora y un coste en é

Pues bien estas “Clases pasivas”, las integramos ya casi 9 millones de personas en nuestro país. Importante colectivo para olvidarse de él y tenerlo solamente presente  en época electoral, especialmente cuando las expectativas de vida  aumentan.

Los primeros en darse cuenta de ello parecen haber sido las entidades financieras que, después de haberlas maltratado con sus modificaciones operativas, apostando por el cierre de oficinas y  por la banca digital, entre otras cosas, ahora se están actualizando con servicios específicos para este colectivo. Incluso hay bancos que amplían el espectro y diseñan programas que llegan hasta los 55 años.

Para la banca no parece que seamos “Clases pasivas”, sino que ven un nuevo nicho de mercado amplio y con una importante calidad de vida que no hay que olvidar.

Claro que estamos hablando de un sector, el financiero, que es pionero en no quedarse sin clientes. Hace unos días leía un artículo titulado “El mundo al revés”, donde decían que “los bancos quieren vender móviles y las Telcos dar créditos”. Mira salió otra industria también preocupada por el mercado,  y quien lo constituye, los clientes. Claro dicen que la revolución digital es imparable.

Mi pregunta es, ¿pero realmente a unos y otros les interesa un mercado que no esta en su esencia empresarial?. No, como en dicho artículo explicaban muy bien lo que les interesa es el control de “del cliente y de sus datos”.

Palabra mágica en la actualidad: Los Datos, nuestros Datos, a los que alguien ha definido como uno de los motores de la economía en estos momentos. Para ellos no somos “Clases pasivas” y pasamos a ser una fuente de información excepcional, y poder vendernos y ofertarnos aquello que, nuestras necesidades, aficiones y yo diría que incluso nuestros recónditos deseos pongan de manifiesto en esos Datos.

Ahora vayamos a nuestra realidad concreta. Leía días pasados en algún periódico que, según una encuesta realizada con una amplia muestra en 13 países distintos:

  • El 43% de los mayores piden ayuda para saber utilizar regalos tecnológicos.
  • La vida diaria de las personas mayores es totalmente analógica
  • Estos regalos tecnológicos van desde, teléfonos, televisiones y electrodomésticos varios.
  • Muchas personas mayores son, o somos, incapaces de utilizarlos no por falta de interés sino por desconfianza.

Pero bueno, como dice el refrán: no hay mal que por bien no venga, o dicho de forma mas gráfica veamos la botella medio llena.

Los Viejunial, somos más que potencial un objetivo real de riesgo, de ahí las tres reflexiones que hacia al principio de este artículo, enfermedades, inseguridades producto de los cambios; por no hablar de algo ya real, raro es el día en que por los distintos medios de comunicación, no se advierte a este segmento de población de los distintos robos, timos y otros riesgos, todos ellos muy analógicos, a la que estamos expuestos.

Pero por contra, y esa es la parte, positiva estamos menos expuestos a la mala utilización de nuestros Datos, porque no sabemos utilizar aquellos instrumentos digitales que nos los demandan para su funcionamiento.

Así, el pasado día 28 de enero, con motivo del día Europeo de protección de datos leía en “Ciber security neuws”, que los dispositivos de uso diario mas susceptibles de ser Hakeados eran:

  • Los altavoces inteligentes
  • Los coches inteligentes
  • Las T.V. inteligentes
  • Las bombillas inteligentes
  • Los Robot de cocina
  • El sistema de apertura de puertas
  • El sistemas de calefacción
  • Las cámaras de seguridad

Con motivo de esta misma celebración, según un estudio realizado por  SOPHOS (fabricante de soluciones de ciberseguridad):

  • El 41% de la víctimas de ciberataques, sufren filtraciones de sus Datos personales

Concluyendo, que en mi ya conocida manía de “Resistir para seguir viviendo”, veo que, a pesar de que somos un colectivo  de riesgo, hay cosas positivas que me irán ayudando a conseguir mi objetivo, y entre estas, no es menor, lo reflexión que hoy hago sobre la protección o no utilización inconsciente de mis datos.

                                                                                                                                José Luis Velasco