El Análisis de Impacto para el Negocio, también conocido como BIA, por su acrónimo en inglés, es una de las etapas que se cubren durante la planificación de la continuidad en las operaciones de la empresa.

En esta etapa, el responsable de continuidad de negocio plantea los distintos escenarios de contingencia a los responsables de las diferentes líneas de actividad, y entre otras cuestiones, les pide que hagan un cálculo aproximado del impacto económico que se derivaría para la empresa como consecuencia de una eventual paralización o degradación de las actividades productivas que dirigen, en el caso de que se concretaran alguno de dichos escenarios de contingencia. Este impacto puede ser sobre activos tangibles como personas y bienes,  o sobre intangibles, como la reputación o imagen de marca.

Entre los escenarios de contingencia que suelen plantearse durante la realización de un BIA se encuentra la indisponibilidad del personal, bien sea propio o de terceros que colaboran en procesos críticos.

Hasta ahora no resultaba fácil este ejercicio de BIA para el responsable de continuidad, quien se enfrentaba a menudo a la incredulidad de sus colegas o a la banalización de su trabajo. Esa actitud cambiará a partir de la pandemia COVID-19. Cuando todo esto haya pasado, los consejos de administración de las empresas que sobrevivan a este cisne negro, así los organismos reguladores de servicios esenciales, probablemente ejercerán un escrutinio más detallado de los planes de continuidad del negocio.

Dejando a un lado otros escenarios como los que se producirían por un ciberataque, o un corte prolongado de suministro eléctrico, el caso de una pandemia de este tipo presenta fundamentalmente impactos directos e indirectos sobre personal y bienes de la empresa.

Entre los impactos directos podemos citar la adquisición de material fungible para la contención o desinfección de la epidemia en las instalaciones de la empresa, así como la autoprotección del personal (guantes, mascarillas, uniformes especiales, etc.). Sin embargo, el mayor coste directo deberá imputarse a la indisponibilidad del personal (sea crítico o no) afectado directamente, bien porque hayan caído víctimas del virus, o por confinamiento en cuarentena forzosa.

Pero serán los impactos indirectos los más cuantiosos y difíciles de calcular, porque aflorarán en diferido y repercutidos en diversas partidas contables de los estados financieros de la empresa. Por señalar solo algunos de los más importantes citaremos el lucro cesante debido a la indisponibilidad del personal crítico que atiende la producción, o la falta de medios alternativos suficientes como por ejemplo los que permitirían una plena capacidad para el teletrabajo.

Un análisis más detallado de estos y otros impactos tangibles se han compilado en una sencilla herramienta de ayuda al responsable de continuidad de negocio o gestión de crisis para el cálculo del BIA de este tipo de escenarios, imputando de una manera homogénea el impacto económico por cada concepto contable y también para concienciar a la dirección ejecutiva de las empresas, así como al gobierno, a prepararse mejor para hacer frente en el futuro a crisis globales o particulares. La herramienta es gratuita y se ha desarrollado en tres idiomas:

Versión en Inglés: https://1drv.ms/x/s!AsRMUz3cpZsogfBj3HUZNmg6i-SoqA?e=MF2kt1

Versión en Español: https://1drv.ms/x/s!AsRMUz3cpZsogfBiLP64Qv8LxQhmVg?e=jemWAn

Versión en Portugués: https://1drv.ms/x/s!AsRMUz3cpZsogfBh4EB3otca_Kusjg?e=gl1huH